El frío viento se escurría entre las rendijas de su casco, pero para la persona que lo llevaba no era un problema, bajo la pesada armadura que llevaba puesta su temperatura corporal quedaba estancada haciéndolo sudar como si no hubiera mañana. Sus pasos eran pesados, había momentos del día en que solo arrastraba sus pies para poder desplazarse, no era algo que le gustaba hacer, si no que lo hacía debido a que sus músculos no daban más. Así, caminaba entre la gente, de vez en cuando chocaba con alguien por accidente, pero nunca había replica de las otras personas, solo una disculpa de ambos lados y continuaban su camino.
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